10 de febrero de 2011

Abandonos (parte 1)

  Y tanto amar y tanto dar / Y tanto amarte y tanto darte para nada… / (Haydee Milanés)
  Diario de cuando me dejaron, allá lejos y hace tiempo, por otro.
  Día uno
  No soy adicto a vos: me acostumbré a tenerte. No quiero saber de culpas o errores, sólo quiero respirar. Escupo llanto, vacío, desconcierto. ¿Qué dijiste antes de salir? Ah… que habías estado conmigo por lástima y el ya clásico, “es lo mejor para los dos”. Esto no es vida ni sobrevivir. Nada queda. Idiota de mí espero que llames, que te arrepientas o mueras. Mi cuerpo no aguanta tanto.
  Día dos
  Todo está inundado / y va a seguir lloviendo /  Es hora de cambiar de parecer / Tomar las riendas / de mi propia vida / y en medio de la noche / delante de tuyo / hacerme valer / (Vicentico)
  Creí que las canciones no hablaban de mí. Lloro con Vicentico o temas en francés que no logro entender demasiado. Le pego trompadas a las paredes y no puedo tomar las riendas: quiero contarte que algo cambió, que soy otro (ahora lloro). Pero no. Tengo que esperar que aclares tus cosas y, al darte cuenta de que a quién amás realmente es a mí, me llames. Acá no sonó. Acá, en lo que era nuestra casa, con cuentas a tu nombre.
  Imagino mi vida sin vos. Otra mañana como ésta.
  Despertar y sentirme infeliz hasta que un día sólo seas un recuerdo. Confieso que olvidarte me asusta más que extrañarte. Busco fotos viejas, pruebas de que existí, amé y sonreí antes de conocerte.
  Desempolvando un álbum de 1999, el destino o la radio me golpean con Miranda: Cuanto tiempo hemos sido uno los dos / me preguntan a mí contestás vos / Y es que tú / no eres tú sin mí, no / No eres nada ni yo / existía sin tu compañía / Corazón dame algo de razón / hemos perdido personalidad en esta relación /
  Quiero ser como antes y volver a conquistarte. Por favor, te suplico, no me dejes. Dale, llamá.
  Día tres
  No quiero estar sin ti / Si tú no estás aquí me sobra el aire / No quiero estar así / Si tú no estás la gente se hace nadie / Si tú no estás aquí… no sé / qué diablos hago amándote / Si tú no estás aquí sabrás / que Dios no va a entender por qué te vas / (Rossana)
  Me clavo un puñal. Una, dos, mil veces. Lloro hasta ahogarme. La cara hinchada, mocos, bóxer usado como pañuelo y la remera que te olvidaste. El teléfono en la mano. ¿Vos o mi amigo? Mi amigo. Llamo. Viene a casa. Encorvado abro la puerta, escupo cuando hablo, me acuesto, cae ceniza sobre el cubrecamas. Despliego esta desgracia. Mi amigo limpia, trae un cenicero, carilinas, café. Habla mal de vos, dice que no eras para mí, que tenés doble discurso, hipócrita, hasta menciona algo de lo mal que te vestís. Ahora describe los atractivos de la noche, el suspenso que se vive cuando todo puede pasar, el abanico de posibilidades que se abren a partir de este momento. STOP. ¡Estoy SOLO! ¿Qué significa estar solo? Una película de Bridget Jones, la mina cantando borracha en Año Nuevo: All by myself, don’t wanna live, all by myself, anymore. Nuevamente el llanto y esa fantasía de tomar una pastilla que me permita dormir la semana entera. No quiero estar despierto en este mundo sin amor.
  Día cuatro
  ¿Qué otra cosa puedo hacer? / Sin olvido, moriré / Y otro crimen quedará / otro crimen quedará / sin resolver / (Cerati)
  Inventar una enfermedad. Mortal. Como en las novelas. Después el tiempo dirá. O el suicidio. Hablar de locura, incontinencia. Generar tanta culpa que te haga decidir volver. O los celos. Vestirme con lo mejor que tengo. Contar experiencias sexuales. Contratar brazos que me abracen cuando vengas a terminar de llevarte tus cosas. Estoy delirando ¿qué voy a hacer?
  Día cinco
  Me arde, me arde, es tarde para curarme / Me arde, me quema, dejé la sangre en la arena / Me arde, me está quemando, y estoy disimulando / Como el fuego sobre la superficie del mar / como el viento caliente en el desierto / me quema, me quema, saber que no vas a volver (Andrés Calamaro)
  Acabo de salir de terapia (nadie sabe que en esa época no me quedó más remedio que un “locólogo”). La regla indica que, en su mayoría, las segundas partes no funcionan. ¿Podemos volver a estar juntos? Mi psico me dijo algo interesante: ¿dónde está el chico que se toma las cosas con los huevos? ¿Dijo huevos o humor? Las dos valen. Voy a llamarte.

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